Más de uno recordará estas palabras;
"Cuando el primer niño rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos que fueron rebotando, y ese fue el principio de las hadas. Y ahora cada vez que nace un bebé, su primera risa se convierte en una hada. Así que debería haber una hada por cada niño y cada niña."
"Cada vez que un niño dice:'Yo no creo en las hadas'; hay una hada en alguna parte que cae muerta"
La falta de ilusión y la desesperanza, la monotonía, la vida gris de la rutina que nos atrapa en el desánimo, eso es lo que mata nuestro hada. Cada ilusión que surge, cada risa y alegría le devuelve la vida, la reanima y da energías para seguir volando a nuestro lado.
Cuidemos de las hadas y no las maltratemos, sumerjámonos en risas y nademos en los colores de las ilusiones y la alegría de vivir que proporcionan. Llevemos nuestro hada con nosotros mientras recorremos el necesario camino de la rutina, coloreándolo, y olvidaremos su monotonía pues nuestro hada camina justo al lado.
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